Rescatan a un perro abandonado y lo cuidan hasta que recupera la salud
Fue un espectáculo desgarrador cuando una señora preocupada nos alertó sobre un perro abandonado en su área. El pobre canino había sido atado con un cordel cerca del ayuntamiento y abandonado a su suerte. A pesar de los esfuerzos de la señora por buscar ayuda en el ayuntamiento, no se hizo nada salvo un simple anuncio.
Uno de los vecinos decidió tomar cartas en el asunto y desató el cordel, pero el perro se quedó allí, esperando pacientemente a que regresara su dueño. Sin embargo, se hizo evidente que el dueño había abandonado al perro, ya que se encontraba en pésimas condiciones: demacrado, desnutrido y con heridas en el cuello, presumiblemente por el hilo apretado.
Intenté acercarme al perro asustado y asustadizo, pero se escapó, temeroso de la interacción humana. No podía arriesgarme a sujetar el cordel, ya que podría haberle causado más daño al perro. Entonces, le dejé un plato de comida y agua y esperé lo mejor. Para mi alivio, el perro tomó la comida con entusiasmo, quizás la primera comida que había comido en semanas.
Cada día que pasaba, vigilaba a la perra, a la que llamé Candy. Era evidente que necesitaba desesperadamente atención médica, ya que sus heridas eran profundas y estaban infectadas. Finalmente pude ganarme su confianza y la llevé al veterinario.
A pesar del estado demacrado de la perra y de la gravedad de sus heridas, se portó notablemente bien en la clínica veterinaria. Las heridas en su cuello casi tocaban el hueso, lo que hacía difícil quitar el hilo, pero con el apoyo de Candy pudimos cortarlo con cuidado. También tenía una herida en la oreja derecha, probablemente por una pelea con otros animales.
Una vez que Candy estuvo libre del hilo, le dieron un baño completo para limpiar su pelaje sucio y enmarañado. Descubrimos que era una perra de raza pequeña y que estaba infestada de garrapatas, las cuales fueron eliminadas rápidamente. Con el cuidado adecuado, medicamentos y un vendaje nuevo en el cuello, las heridas de Candy comenzaron a sanar gradualmente.
A medida que Candy recuperó su fuerza y vitalidad, su verdadera personalidad comenzó a brillar. Era una perrita dulce y cariñosa, con muchas ganas de jugar e interactuar con los humanos. Rápidamente se ganó los corazones del personal y de los voluntarios del refugio con su naturaleza amable y amorosa.
Después de semanas de cuidados y rehabilitación, Candy estaba lista para ser adoptada. Había ganado peso, sus heridas habían sanado y su pelaje estaba limpio y bien cuidado. Fue un momento de alegría cuando encontramos un hogar amoroso para siempre para Candy, donde sería querida y cuidada.
La historia de Candy es un testimonio de la resiliencia y la capacidad de amar que poseen los perros, a pesar de enfrentar negligencia y dificultades. También destaca la importancia de la tenencia responsable de mascotas y la necesidad de actuar con rapidez en casos de abandono de animales. Gracias a los esfuerzos de una persona solidaria y el apoyo de una comunidad compasiva, la vida de Candy pasó de ser una vida de sufrimiento a una de esperanza y felicidad.
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