El lunes, Chris Wallace anunció que dejaba CNN después de un período de tres años en el que ganaba alrededor de 7 millones de dólares al año. Pero Wallace no será el único empleado de CNN que abandone la cadena en las próximas semanas y meses.
Según nuevos informes de Puck News y Daily Mail, CNN planea despedir a “cientos de empleados” y algunas “estrellas destacadas” a medida que sus índices de audiencia siguen cayendo.
Los decepcionantes resultados de CNN en la noche de las elecciones pusieron de relieve el sombrío futuro que enfrenta la cadena. En 2016, CNN fue la cadena de televisión más vista en antena durante la noche de las elecciones, con un promedio de 13,3 millones de espectadores en el horario de máxima audiencia. Sin embargo, el martes, CNN promedió solo 5,1 millones en el horario de máxima audiencia, perdiendo ante MSNBC por primera vez en su historia.
La cadena ha registrado varios mínimos de audiencia en los últimos cuatro años, tanto en horario de máxima audiencia como en audiencia total durante el día. La semana pasada, tras la victoria de Trump, CNN perdió más del 40% de su audiencia interanual.
Las disminuciones de CNN son particularmente preocupantes dados los salarios de algunos de sus talentos, específicamente, Anderson Cooper, quien según se informa gana 20 millones de dólares al año.
Cooper, que no gana ni una fracción de lo que ganan Jesse Watters de Fox News y Chris Hayes de MSNBC a las 8 pm, no vale un salario de ocho cifras. Tampoco Erin Burnett y Wolf Blitzer valen sus respectivos salarios de, según se informa, 6 y 7 millones de dólares.
Sin embargo, los talentos con contratos garantizados a largo plazo no son fáciles de despedir. A menudo, son los productores y coordinadores más fáciles de despedir quienes sufren las consecuencias de los declives de la cadena, de ahí el plan de despedir a “cientos de empleados”.
Mientras tanto, el nuevo director ejecutivo de CNN, Mark Thompson, planea centrarse menos en los índices de audiencia de la televisión y más en lo digital y el streaming.
“Desde que el ex director general de la BBC y CEO de The New York Times Company, Mark Thompson, se hizo cargo de la cadena hace más de un año, se ha embarcado en una estrategia aparentemente orientada al futuro que prioriza el crecimiento digital y del streaming sobre el lineal… todo ello con la esperanza de gestionar el declive del activo de cable para evitar que esta transformación se convierta en Chernóbil. En un nivel, esta estrategia parece obvia, en particular dada la rápida aceleración del corte del cable y el hecho de que el activo lineal todavía paga las facturas”, informa Puck.
La cuestión es la marca.
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Ya sea televisión lineal o streaming, la cadena no da a los espectadores una razón adecuada para elegir CNN en lugar de la multitud de otras opciones de medios. Al menos los espectadores de MSNBC, cuya presencia también está disminuyendo, saben lo que van a recibir con MSNBC: propaganda izquierdista hiperpartidaria.
¿Qué es CNN en este momento? No estamos seguros. Y tampoco estamos seguros de que CNN lo sepa.
CNN no es tan izquierdista y anti-Trump como lo era bajo el liderazgo de Jeff Zucker, pero ciertamente no es la operación de noticias directas que se suponía que sería bajo el liderazgo de Chris Licht.
Tal vez la mejor manera de describir a CNN sea como una cadena de noticias que busca desesperadamente convencer a los espectadores de su credibilidad, pero que está plagada de presentadores irreparablemente dañados por el TDS y el virus de la mente marxista.
No está funcionando. A CNN le falta tanta credibilidad como prestigio.
Abby Phillip, Laura Coates, Kasie Hunt y John Berman son actores de alto nivel que se presentan como estrellas. Jim Acosta es un bufón. Y volver a contratar a Brain Stelter para que desempeñe el papel de guardia pretoriano de los mentirosos medios corporativos es repugnante.
CNN no funciona y no hay una solución fácil.
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