En mayo de 2016, el vuelo MS804 de EgyptAir, un Airbus A320, se estrelló en el mar Mediterráneo, matando a las 66 personas a bordo. El trágico incidente causó conmoción en todo el mundo y planteó muchas preguntas debido a las misteriosas circunstancias que lo rodearon.
Inicialmente, los funcionarios egipcios declararon el accidente como un acto de terrorismo. Sin embargo, la investigación posterior reveló una verdad mucho más impactante. Según los expertos franceses, la verdadera causa del desastre fue un incendio que se produjo en la cabina del piloto.
La investigación determinó que el incendio se originó por una fuga de oxígeno de la máscara de oxígeno del copiloto mientras fumaba. El oxígeno entró en contacto con las brasas del cigarrillo, provocando un incendio.
El informe de la investigación también reveló que la máscara de oxígeno del copiloto había sido reemplazada sólo tres días antes de que el avión se estrellara. El maquinista había puesto accidentalmente la máscara en modo de “emergencia”, provocando que filtrara más oxígeno de lo normal.
Además, los hábitos de fumar de los pilotos egipcios de la época también contribuyeron a la tragedia. Según el informe, fumar en la cabina era una práctica común entre los pilotos egipcios en ese momento.
Sumado a la fatiga debida a un horario de vuelo excesivo, los pilotos pueden haber perdido la concentración mientras soportaban la emergencia, lo que llevó a consecuencias desastrosas.
El accidente del EgyptAir MS804 sirve como claro recordatorio de la importancia de la seguridad en la aviación. El cumplimiento estricto de las normas de seguridad, la eliminación de hábitos peligrosos y la capacitación eficaz de pilotos son factores cruciales para evitar que tragedias similares ocurran en el futuro.