Una tumba lujosamente decorada descubierta en el este de China puede ser el lugar de descanso del gobernante del estado Chu, una de las potencias dominantes durante el tumultuoso período de los Estados Combatientes de China, que ocurrió hace unos 2.200 años. Esta tumba, ubicada cerca de Huainan en la provincia de Anhui, no tiene precedentes en su tamaño y complejidad entre las tumbas del estado Chu. Este hallazgo se produce después de cuatro años de excavaciones en Wuwangdun.
Excavación de la tumba de Wuwangdun
La tumba de Wuwangdun ha sufrido múltiples casos de saqueo, lo que llevó a las autoridades locales a recuperar más de 70 artefactos culturales en los últimos años. Desafortunadamente, los repetidos robos también causaron daños considerables a la tumba. Esto generó preocupaciones sobre las condiciones ambientales alteradas que afectan la preservación de las reliquias enterradas. En respuesta, en 2020 se inició una excavación de rescate para mitigar una mayor degradación y salvaguardar la integridad arqueológica del sitio.
Durante la excavación de la tumba de Wuwangdun, se estableció un laboratorio arqueológico con niveles bajos de oxígeno controlados, lo que proporcionó a los investigadores un entorno temporal seguro para trabajar y al mismo tiempo salvaguardar los artefactos excavados.
Además de los métodos de registro convencionales, el equipo arqueológico empleó técnicas avanzadas como escaneo digital, topografía y mapeo para adquirir datos en tiempo real del sitio de excavación. Generaron una representación digital 3D excepcionalmente precisa de todos los estratos dentro de la tumba. Luego utilizaron tecnología de imágenes infrarrojas para extraer y analizar más de 1.000 caracteres inscritos en la tapa del ataúd, originalmente escritos en tinta china.
Con base en la datación por radiocarbono y otros análisis, se ha determinado que la tumba probablemente se remonta al período posterior del estado de Chu, alrededor del 220 a. C., durante una época en la que estaba sucumbiendo gradualmente a la influencia del estado de Qin.
Una tumba digna de un rey
Con una superficie de más de 140 kilómetros cuadrados, el complejo de tumbas de Wuwangdun alberga una cámara funeraria principal (tumba número 1), fosos para carros y caballos, tumbas adjuntas y fosos para sacrificios. La Tumba No.1 es una gran tumba de pozo vertical, casi cuadrada, de aproximadamente 50 metros de largo a cada lado. En el lado este hay un pasaje sepulcral inclinado de unos 42 metros de largo.
Se descubrieron ocho cámaras laterales alrededor del pozo, con una cámara de ataúd central cubierta con múltiples capas de tablas. Hasta el momento, se han extraído un total de 443 tablas de tapas de ataúdes y 78 esteras de bambú que cubren las tablas. Entre los artefactos recuperados se encuentran vasijas rituales de bronce, instrumentos musicales, artículos de laca e incluso restos de plantas. De particular interés es un ataúd central adornado con más de 1.000 caracteres escritos, que proporciona información valiosa sobre la identidad del ocupante de la tumba.
Si bien los investigadores no han determinado de manera concluyente quién fue enterrado allí, se especula que podría ser el rey Kaolie, quien reinó sobre el estado de Chu durante más de dos décadas, desde 262 a. C. hasta 238 a. C. La tumba de Wuwangdun está a sólo 15 kilómetros (9 millas) de las ruinas de la última capital del estado de Chu, Shouchun.
Una contribución monumental al conocimiento arqueológico
Gong Xicheng, uno de los principales arqueólogos involucrados en la excavación, enfatizó la importancia de los hallazgos para comprender diversos aspectos de la sociedad Chu, incluida su política, economía, cultura y tecnología. Señaló que el descubrimiento de la tumba podría proporcionar información valiosa sobre la evolución del estado Chu y su eventual integración en una China unificada.
Este tesoro arqueológico sirve como una rica fuente de material para que los investigadores profundicen en el enigmático pasado, desentrañando los misterios que yacen enterrados bajo la superficie de la tierra. Además, el descubrimiento tiene un inmenso potencial para revitalizar el turismo arqueológico en la región, atrayendo visitantes deseosos de presenciar y aprender de este vínculo tangible con el pasado antiguo de China.
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La preservación y promoción del complejo de la antigua tumba de Chu Quyên desempeñará sin duda un papel fundamental en la salvaguardia del patrimonio cultural de China, garantizando que el legado de esta extraordinaria civilización siga inspirando e informando a las generaciones venideras. Mientras los ecos del pasado resuenan en el presente, el descubrimiento de esta tumba de 2200 años de antigüedad sirve como un conmovedor recordatorio del poder perdurable de la historia para cautivarnos, iluminarnos y conectarnos con nuestra herencia humana compartida.