Durante siglos, los gigantes han sido la base de muchas leyendas y cuentos de hadas. Estos cuentos no son específicos de un lugar en particular, ya que cada cultura de la Tierra tiene sus propias creencias e historias de seres humanos imponentes con una fuerza enorme.
¿Por qué la idea de seres humanos súper grandes y desproporcionados resuena en tantas de nuestras mentes conscientes?
Quizás sea porque desde hace siglos se han encontrado evidencias de su existencia en la tierra; sin embargo, los que mandan han negado y ocultado los restos que se han encontrado de muchas razas y tamaños diferentes.
En el suroeste de Estados Unidos, recientemente se descubrió en una cueva una tribu de gigantes momificados de pelo rojo y seis dedos. Su altura alcanzaba los 3,6 metros, pero el descubrimiento no sorprendió a los nativos americanos locales (Paiute), ya que la historia oral de la tribu incluía numerosos registros de sus batallas con gigantes.
Estos relatos fueron escritos por Sarah Winnemucca Hopkins, hija de un jefe Paiute. Su historia cuenta cómo los gigantes mataban y canibalizaban a su pueblo. Los narradores nativos americanos creen que estos seres gigantescos fueron los verdaderos habitantes originales de las Américas, que precedieron a los nativos americanos modernos por miles de años.
La mayoría de los arqueólogos creen que los indios americanos modernos habitaron América alrededor del año 9500 a. C. y poblaron ambos continentes rápidamente. Se cree que cazaron y destruyeron a los últimos mamíferos gigantes conocidos.
Sin embargo, descubrimientos más recientes están haciendo que los académicos de mente abierta evalúen si los nativos americanos solo habían exterminado a los mamíferos gigantes. Hay cada vez más evidencia que sugiere que los nativos americanos también lucharon y derrotaron a los humanos gigantes.
Recuerde que debido a los nuevos descubrimientos, las fechas reales de asentamiento humano en las Américas se han retrasado decenas de miles de años. Los descubrimientos aceptados incluso por los arqueólogos convencionales incluyen varias prendas de vestir y artefactos, pero los múltiples descubrimientos de numerosos esqueletos gigantes antiguos en todo el continente americano se han mantenido en silencio, posiblemente enterrados nuevamente o guardados en las bóvedas del Smithsonian.
Hay muchas versiones de la historia que cuentan cómo surgieron los gigantes, pero la versión mejor documentada está escrita en la Biblia y dice lo siguiente:
“Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres, y ellas les dieron hijos. Éstos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.” (Génesis 6:4) El pasaje habla de los Nefilim, que traducido al español significa “los caídos”. Se creía que los Nefilim eran el producto de la cópula entre los hijos de Dios y mujeres humanas, y se les conoce como gigantes bíblicos y grandes guerreros.
A lo largo del Antiguo y el Nuevo Testamento, las escrituras aluden a esta mezcla que creó gigantes que fueron conocidos por su violencia, atrocidades y canibalismo.
Los sumerios cuentan historias similares. Hablan de “ángeles caídos” que ellos conocen como dioses que vivieron entre ellos y les enseñaron el modo de vida civilizado. Esta creencia similar está presente en las civilizaciones romana, griega, maya, egipcia e inca. Hay evidencia de estos antiguos gigantes en los registros de condados y ciudades. La mayoría incluye citas de cartas y diarios antiguos que datan del siglo XVIII.
En aquella época, las teorías sobre el origen de la vida en la Tierra se basaban principalmente en puntos de vista creacionistas. Quienes desenterraban esqueletos gigantes se quedaban atónitos con sus hallazgos, creyendo que se habían topado con los restos malditos de criaturas impías.
Algunos creían que varias de las fortificaciones de tierra no fueron construidas por antepasados nativos americanos, sino durante un período de tiempo más remoto que se caracterizó por un orden social muy diferente. Se dice que desde el siglo XVIII hasta el siglo XX, los excavadores aficionados encontraron rutinariamente esqueletos gigantes en montículos y cuevas en toda América del Norte. Estos descubrimientos se concentran principalmente en el valle de Ohio, que fue el epicentro de la vida de los nativos americanos.
Según los testigos oculares originales, fue aquí donde los intrépidos colonos descubrieron esqueletos gigantes y numerosos artefactos irremplazables. Estos colonos tenían un gran interés en descubrir la verdadera historia. Se dice que muchos de estos esqueletos gigantes estuvieron expuestos a los elementos y, como resultado, se descompusieron en el suelo en cuestión de horas o días. Los restos esqueléticos de estos antiguos gigantes no solo revelan su altura, sino también características que solo pueden describirse como extrañas e inusuales.
El gigante promedio es aproximadamente un 50% más alto y al menos un 100% más grande que el humano típico. Se cree que podían cargar al menos 6 veces más peso que un hombre normal. Era común que estos gigantes tuvieran rastros de cabello rojo o rubio.
Los rasgos faciales incluían frentes altas, pómulos prominentes, barbillas muy marcadas y algunos tenían un espacio prominente entre los dos dientes frontales. El color del cabello y los rasgos faciales están fuertemente relacionados con la cultura europea.
Entre sus características más inusuales se encuentra la dentición doble, es decir, dos juegos de dientes, uno detrás del otro. El motivo de esto aún no está claro, pero se especula que su finalidad era controlar mejor su alimentación.
Una característica exclusiva de los gigantes es la existencia de seis dedos, un dedo extra en cada mano y un dedo extra en cada pie. Esta característica también ha sido descrita en algunos relatos bíblicos.
Aunque es más raro, se dice que algunos esqueletos gigantes tenían cuernos que sobresalían de sus cabezas similares a los de una cabra.
Estos esqueletos con cuernos fueron encontrados en Pensilvania en la década de 1880 y se dice que miden dos metros de alto y tienen proyecciones córneas de cinco centímetros que se extienden desde encima de las cejas. En ese momento se estimó que los cuerpos habían sido enterrados alrededor del año 1200 d. C. Los restos fueron enviados al Museo de Investigación Estadounidense, donde más tarde se afirmó que habían sido robados.
También se han descubierto pruebas que sugieren la enorme fuerza de estos antiguos gigantes. En una antigua mina de cobre situada en el norte de Gales se descubrieron más de 2.500 mazos. Se observó que el mazo más grande encontrado pesaba 64 libras. No se sabe que se haya fabricado nunca un martillo de este tamaño. Se estima que el mango del mazo debía tener al menos nueve pies de largo.
A pesar de la evidencia existente de la existencia de gigantes, la arqueología convencional trabaja para sellar nuestra imaginación al interpretar el pasado de América del Norte como nada más que la forma habitual en que se caracterizan las culturas.
Se dice que debajo del Vaticano se esconden muchas bóvedas que contienen los contenidos que han llenado nuestra imaginación durante incontables generaciones. Se dice que estos contenidos constituyen una prueba irrefutable de que estos antiguos gigantes fueron los primeros en construir nuestro mundo.
